domingo, 30 de octubre de 2011

Víspera de la víspera de All Hollows Eve

Querida Daisy:
Llevo dos semanas al borde del suicidio. El cocinero se tiró por la borda la quinta noche debido a una especie de locura transitoria nocturna, por culpa, según fuentes totalmente erróneas, a mi parrillada del día anterior ( lo cuál, repito, es totalmente falso)

A causa de esto, hemos tenido que turnarnos para hacer la comida. Yo me negué, porque debido a mi status no puedo dejar que me vean entre fogones y con semejante atuendo, pero cómo aquí todo el mundo me odia, el miércoles me tocó.

No recuerdo muy bien qué pasó después de la explosión, lo que si sé es que únicamente pudimos salvar siete naranjas, un bote de garbanzos y un sobre de Sopinstant con sabor a pollo con perejil.



El capitán lo guardó bajo llave en la bodega, pero el viernes se lo dejó abierto.

Por casualidades del destino, Grimaldi, Escolástico y yo nos encontrábamos dando nuestro paseíto vespertino de los viernes, que siempre finalizamos en los suburbios del barco, dónde viven los vagabundos polizones y dónde se encuentra el fumadero clandestino de opio de Escolástico.

Vimos la despensa, con nuestro manjar ahí, en el medio, brillando, recordándonos que éramos unos muertos de hambre, y se nos fue totalmente el sentido ético y formal que nos caracteriza. Total, que nos lo comimos, y luego tiramos las sobras al mar para no dejar huellas de nuestro delito.

Los marineros sospechan de mí, para no variar, y tengo miedo de que les de una crisis vengativa de las suyas y recurran al canibalismo.



Oh Daisy, no sé que hacer

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