domingo, 3 de julio de 2011

Me encanto demasiado

Querida Daisy:
Grimaldi ha dejado a la novia. No quepo en mí de gozo. Es un día sublime.

En realidad fue ayer, en la boda de su primo Alberto.

Yo me encontraba intentando entablar conversación con Carlota Casiraghi, a la que conocí en un campamento en Niza cuando tenía doce años, y con la que tuve ciertos problemas (ejemludópatacleptómanaejemejem) pero la chica pasaba bastante de mí.

Creo que el problema fue que le tiré los trastos a su hermano Andrea ( el guapo ) y cuando me rechazó, reconozco que me enervé un poco y le tiré un cóctel a la camisa en señal de ofensa e indignación. Pero luego me disculpé. Menuda zorra.

Bueno, pues a lo que iba, me encontraba yo más sola y marginada que la una, cuando se me acercó Grimaldi y me dijo que tenía que hablar conmigo.

Pensando que me iba a echar la bronca por el intento fallido de confraternizar con su familia, me puse a la defensiva, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando me dijo:

-He dejado a ( ni siquiera recuerdo su nombre, qué vulgaridad por favor) y me gustaría decirte cuánto lo siento. Siempre he estado enamorado de ti, y mi comportamiento ha sido blablablablablablablablablablablaba e iba por el veintioctavo blablabla cuando la loca de su ex ha aparecido en plan aparición satánica y se ha liado a pegarme puñetazos y arañazos.

Cómo es lógico, soy una señorita, pero no estuve nueve años en ninjutsu para no hacer nada.

Ahora tengo otra demanda, pero también el amor de Grimaldi.

Me encanto

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