domingo, 3 de abril de 2011

Roma Romini Grimaldi, Parte 2: qué cutres son los italianos

Querida Daisy:
Estoy hasta las narices de los secuestradores.
Además de feos, son pesadíiisimooos e insisten en darnos de comer sandwiches de Carrefour y vino de garrafón.
Semejantes bazofias hicieron que me entrase una colitis tremenda y horrible, y desde el baño me llegó la revelación : teníamos que huir.
Me está costando bastante convencer a la loca, que parece que le han hecho una lobotomía desde que le quitaron los pendientes de Swaroski.
El escolta de Grimaldi está todo el día en las nubes e insiste en que en realidad es todo un sueño y que no debemos hacer nada.
Y Grimaldi, como es lógico en él, sigue sin dar señales de vida.
Total, que cómo aquí nadie me hace ni puñetero caso, he decidido trazar un plan para escapar: incluyen crucifijos, ajos y agua bendita.
El problema es que no sé de dónde lo voy a sacar, porque con esto de que las ventanas tienen rejas y tal lo veo un poco complicado.
La batería de la Blackberry me está dejando tirada, asique te dejo, y rezo para que no sea la última vez que me leas ( Qué melodramática me pongo siempre en estas situaciones, ains)

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