viernes, 20 de mayo de 2011

Grimaldi es idiota, Parte

Querida Daisy:

El plan de convertirme en pastorcilla silvestre no ha salido bien. En el rancho no había Wifi, y mi Iphone desapareció en un producto interior bruto de una oveja negra a la que intentaba amaestrar para que aprendiese a andar con tacones debidamente.


Además, parecerá mentira, pero echaba mucho de menos NYC (incluso Brookyn) y sobre todo...he de admitirlo...echaba mucho de menos a Grimaldi.


El pobre me mandaba cartas todos los lunes, comentandome cómo iba la vida por el mundo real, y llorando por mi ausencia, que hacía que su vida no tuviera sentido y que engordara un montón( le había dado por tomar yogures con nata todo el rato, debido a la depresión de mi marcha )

Pero el Lunes pasado, una carta suya me alarmó, e hizo que me diese cuenta de que debía largarme definitivamente: Grimaldi dice que ha conocido a una CHICA


¿Estamos tontos? ¿Are u fucking crazy? ¡Cómo se atreve una pelandrusca con más silicona que neuronas a intentar enamorármele?

YO soy el amor no correspondido de su vida, la que le ha aguantado prácticamente desde que tenía dientes, la que le ha abofeteado, y la única que tiene derecho a reírse de él y a atormentarle.





Asi que viendo el panorama, marcho a la ciudad de nuevo. He de matar a alguien






viernes, 6 de mayo de 2011

It´s time to change

Querida Daisy:
He decidido dar un cambio radical a mi vida.

Todo ha empezado viendo un documental en MTV mientras Winston me hacía la manicura y Conchi me leía la Vogue con acento sureño ( el de Señoritahcalhlata)

Resulta que la hija de Lacoste salió diciendo que el mejor año de su vida fue el que pasó en un rancho de Texas con Donatella Versace, porque descubrió lo que era ser parte del populacho y se convirtió en una mejor persona ( cambió los abrigos de bisonte por los de caimán )

La parte de la historia del caimán me dio mucha pena, porque me recordó a Mordisquitos, mi caimán de cuándo era niña.

Recuerdo los buenos momentos que pasamos: Cuando arrancaba las cabezas a mis barbies, cuando le pintamos Grimaldi y yo de amarillo fosforito o cuándo se comió al gato.

Recuerdo que por las noches cuando tenía frío, maullaba. Era muy entrañable.

Total, que entre lágrima y lágrima por Mordisquitos, me llegó una especie de revelación divina: Quiero irme un año a cuidar cabras.

He visto Heidi miles de veces, así que no debe ser muy difícil.